I.-Producción de la semilla.
Ventajas de la producción de semilla.- El hortelano siempre que pueda, producirse la semilla. Siendo productor de la semilla, tiene la seguridad de su valor, conoce su edad, condiciones de la vaeriedad reproducida y estado de conservación, cosa no fácil de lograr cuando la adquiere en el comercio, porque muchas veces éstte, aun procediendo de buena fe, no ofrece las grantías necesarias, toda vez que siendo, en muchos casos, un simple intermedirario entre productor y comprador tiene que limitarse a vendre lo que adquirió, y puede ser el primero en sufrir un engaño.
La producción de semillas, no sólo para el propio consumo, sino para la venta, puede dejar un buen beneficio al hortelano, si está en condiciones para ello.
Habrá de limitarse, desde luego, a reproducir las semillas de aquellas hortalizas que, naturalmente, estén bien adaptadas al medio en que la huerta se halle situada.
Plantas madres. Sus condiciones.- Se denominan de esta manera las plantas elegidas para la producción de semillas, que deberán, como primera condición, ser el tipo perfecto de las que se trate de reproducir, ya que los caracteres de ésta y, por tanto, sus defectos, si los tienen, se transmiten por herencia a las plantas a que den origen.
Las plantas madres deben elegirse siempre entre las más vigorosas y sanas. Se tendrá en cuenta su precocidad, adaptación a las condiciones de suelo y clima, resitencia a las enfermedades criptogá,ocas, ataques de insectos, etc.
Cultivo de plantas madres .- Las plantas destinadas a la producción de semilla deben cultivarse con el mayor esmero, exagerando cuanto pueda favorecerlas, dándoles el mayor espacio posible, intensa fertilización y buenas labores.
Cuando se hace, en otoño, la elección de palntas madres que hayab de cultivarse nuevamente en primavera, habrá que conservarlas cuidadosmente en una bodega, en estufas, en cajoneras, o bien sobre el terreno, abrigándolas con pajuzos, zarzos, etc., según su naturaleza y condiciones.
Cuando se trata de plantas dioicas, será nercesario conservar juntos pies machos y hembras, suprimiendo los primeros en cuanto la fecundación se haya realizado.
Para evitar cruzamientos, que trasmitieran nuevos caracteres y distintas condiciones a las plantas a que dieran origen, hay que tener la precaución de no cultivar próximas distintas variedades de una misma especie, ni aun de especies distintas cuando puedan hibridarse entre sí, como ocurre con las crucíferas. Se deberá evitar tambieén la posible hibridación con plantas silvestres.
Nuevas variedades .- Para obtener nuevas variedades se recurre a los cruzameintos, practicando la hibridación entre plantas convenientemente elegidas. Pueden igualmetne utilizarse las hibridaciones naturales que han dado origen a esos nuevos tipos. Por selección continua y metódica, se obtienen también nuevos tipos de plantas, reproduciendo solamente las que ofrezcan en su grado máximo el carácter buscado hasta que éste haya adquirido la necesaria fijeza. La producción de nuevas variedades de hortalizas y de toda clase de plantas en general requiere conocimientos especiales y dominio de la técnica de la hibridación. No es, por tanto, labor adecuada para el hortelano y sí misión reservada a los grandes estableciminteo de horticultura, que cuenta con elementos para esta clase de trabajos y que en la venta de novedades especialmente encuentran amplia remuneración a los mismos.
Selección de semillas .- Es el complemento de la selección de palntas madres. Las semillas deben recolectarse en estado de madurez perfecta antes de que se desprendan del fruto, cuando haya peligro de que esto suceda. La recolección se hará en una o varieas veces, según sea la uniformidad de la maduración. Las semillas procedentes de plantas o de flores imperfectamente maduras no deben utilizarse.
Las semillas que maduran primeramente suelen ser las mejores nutridas, de mayor peso y volumen; se encuentran en la base de las inflorescencias de un sinnúmero de especies. El despunte o desmochado de la planta puede ser práctica conveniente para favorecer el desarrollo de la semilla.
Generalmente, la recolección de las semillas se hace contando primeramente los tallos de la planta, que se exponen para facilitar su desecaciónl Lograda ésta, se desprencen las semillas, separandolas de la planta golpeando éstas contra un objeto duro o trillándolas a mano en un reducido espacio sobere una lona, saco, etc. Separadas las semillas, se limpian al aire o utilizando pequeñas aventadoras y separdoras con este fin se contruyen.
Una vez limpias las semillas, se deben colocar en sacos bien etiquetados par aevitar posibles confusiones, no olvidando indicar la fecha de la recolección, para tener en todo momento conocimiento exacto de la edad de la semilla.
Algunas semillas están revesrtidas de borras o pelos más o menos duros, de los cuales hay necesidad de separlas. Bastará para ello frotarlas entre las manos o traspalearlas muchas veces, y si aun no quedan limpias, se transplaean mezcaldas con un poco de arena.
Limpias las semillas, hay que proceder a su selección y clasificación para conservar solamente las de mayor volumen. Tratándose de pequeñas cantidades, como ocurre casi siempre en la huerta, un sencillo cribado a través de creiba de malla distinta basta para lograrlo. Las semillas que por su forma, por estar revestidas de pelo o por otra causa parecida, se criban difícilmetne, se somenten a un aventado enérgico, por medio del cual se consigue esta separación.
Las semillas voluminosas ofrecen positivas ventajas sobre las pequeñas. Dan origen a plantas más vigorosas, más precoces, más resistentes a las condiciones de un medio desfavorable, a los efectos del frío, de las enfermedades, etc., circunstancias tosas que, logicamente, influyen en el cultivo.
Atribuyen algunos a las semillas viejas la facultad de transmitir más exactamente los caracteres de los vegetales de que proceden y, por tanto, da origen a plantas más fértiles; pero cietamente no hay hechos concretos qeu justifiquen esta presunción.
Compra de semillas .- La inmensa mayoría de las personas que en una u otra forma cultivan hortalizas se ven en la necesidad de adquirir en el comercio, si no todas , por lo menos las semillas que por sí mismos no pueden producir.
Siempre qeu se adquieran semillas debe procurarse conocer: Su origen, su pureza y su facultad germinativa.
Identificación de la semilla .- Identificar la semilla que pertenece a una especie es cosa fácil para cuantas personas están un pco familiarizadas con el cultivo hortícola, y sólo puede ofrecer dudas cuando se trate de semillas pertenecientes a especies botánicas muy semejantes: nabo y col, melón y pepino, etc. En cambio, la diferenciación de las distintas variedades de una misma especie es muy difícil, imposible en la mayoría de los casos, y , por tanto, al comprarlas no hay más garantías que la honradez del vendedor, por lo cual será bueno no comprar semillas más que en casas especializadas, que alejen el temor del posible engaño.
Importa conocer el origen de las semillas, porque es siempre conveniente que el clima de la región de que proceden no difiera mucho del que ofrece el lugar donde van a cultivarse, pues, en caso contrario, la falta de condiciones de adaptación al medio en que han de vivir coloca a estas plantas en una situación de inferioridad qeu ha de ejercer la natural influencia en su producción.
Impureza de las semillas .- Es muy frecuente, más desde luego de lo que debiera, que el comercio ofrezca semillas mezcladas con distintas impuerezas, unas veces por descuido y abondono y otras por manifiesta mala fe.
Materias inertes, como tierras o residuos vegetales, se ofrecen no pocas veces en mezcla con las semillas, a las que se mezclan otras parecidas, pero de especies distintas, capaces de infectar en ocasiones la tierra de plantas perjudiciales. Determinar y conocer la naturaleza de esas impuerezas es siempre conveniente.
Determinación del poder germinativo .- Es necesario conocer y, por toanto, comprobar el poder germiantivo de las semillas que se adquiern, por ser frecuente que el comercio venda semillas viejas, pasadas, qeu hayan perdido su facultad geminativa.
Para determinar el poder germinativo de las semillas, exiten los aparatos llamados germinadores; pero aun sin ellos esta determinación no es cosa difícil, y puede casi siempre hacerla el propio hortelano en la forma siguiente.
Para semillas un poco voluminosas, se coloca en un tiesto o en una tarrina de barro tierra fina muy pulverizada o arena muy fina y sobre ella se colocan 25, 50, ó 100 semillas, según sea su tamaño y el del tiesto. Se recubtre ligeramente con tierra fina o matnillo y se mantien húmedas sin exceso, por ligeras aspersiones, colocándose en una bodega, estufa, cajoner, etcétera, en un lugar que consrve una temperatura igual, pero no excesiva.
Para facilitar la geminación de las semillas voluminosas y de envolturas resistentes, se tienen sumergidas en agua unas cuantas horas. Para semillasmás finas y para todas en general se procede en esta forma, En el fondo de un plato se colocan trozos redondos de papel secante, sobre los cuales se ponen las semillas, que se cubren con una hoja de este mismo papel. Se humedecen bastante el primer día, limitándonos después a sostener ligeramente esa humedad. El plato se colocca en la misma concina o en otro sit8io que mantenga una tempertura suave y lo más uniforme posible. El número de semillas germinadas nos indicará el tanto por ciento de las que conservan aqueella facultad. Las simillas de germinación rápida y uniforme dan lugar a plantas vigorosas.
En las comarcas donde el cultivo hortícola alcanza extensiones importantes, deben los hortelanos asociarse para la compra en común de semillas, con lo cual lograrán una economía de importancia y una grantía difícil de obrener cuando se hacen pequeñas compras.
No vacilamos en recomendar a cuantos adquieran partidas importantes de semillas y los mismos comerciantes que compueben su purezas y poder germinativo. recurrientdo para ello a las estaciones de ensayo de semillas o cualquiera de nuestras grajas agrícolas.
II.-Preparación y conservación de las semillas.
Para facilitar su germinación y para prevenir y evitar el ataque de posibles enfermedades criptogámicas se someten las semillas a determinadas preparaciones.
Reblandecimiento de las semillas .- Las semillas voluminosas (maíz, judías, habas, etc.) y las de tegumento grueso (remolacha, zanahoria, etc.) se sumergen en agua un espacio de tiempo más o menos largo: de doce a veinticuatro horas si son gruesas, y de cuatro a seis si son pequeñas, con el fin de reblandecer sus tejidos y facilitar su germinación. Después de remojadas y escurridas se las deja en local de piso impermeable, que conserve una tempertura próxima a los 20ºC, removiéndoas si es necesario. Se efectúa la siembra dos o tres días antes de que aparezca la radícula.
Embadurnado de las semillas .- Consiste esta operación en adherir a la parte exterior de la semilla substancias pulverulentas capaces de suministrar a la hueva planta reservas alimenticias, práctica ralmente inútil, toda vez que el embrión extrae del grano todas las sbstancias precisas a su evolución, y formada la radívula e iniciado el tallo, la palnta se nutre del suelo y del aire, desprenciendo las substancias adheridas a la envoltura, si ya las aguas no las han arrastrado a las capas profundas . El exceso de substancias ácidas y abonos químicos pueden retrasar la vegentación.
Desinfección de las semillas .- Para destruir los gérmenes parasitarios que muchas veces existen en el exterior de las semillas, y de una manera especialísima para matar los esporos de la carie en los cereales, se recurre a trartar éstos por sistintos insecticidas, que pueden emplearse en estado líquido o en forma pulverulenta.
Los tratamientos líquidos pueden hacerse por sumersión de las semillas en el líquido insecticida o por pulverización de las mismas. El primer procedimiento es más eficaz, poque permite eliminar las semillas averiadas que sobrenadan por su menor densidad y que seían un foco de infección posterior de la semilla tratada. Tiene el inconveneite de que la operación es lenta y se necesita disponer de matieral a propósito.
El riego de las semillas con luan solución desinfectante, traspaleándolas a continuación, es infinitamente, trasplaleándosas a continuación, es infinitamente más práctico y económico, pero tiene el inconveneite de que con él no se separan las semillas de impuerezas que son más ligeras que el grano.
Para desinfectar las semillas por sumersión se emplea el sulfato de cobre al 5 por 100, que se prepara en un cubo de madera, La semilla se coloca en un cesto forrado interiormente con un lienzo de tejido claro que se sumerge durante unos minutos, removiendo enérgicamente. Se separan entonces fácimente las impurezas y grnos vanos enfermos, etc., que sobrenadan.
El formol constituye un poderoso agente para la desinfección de las semillas. Se prepara la solución disolviendo eun cuarto de litro de formol en 100 litros de agua y en ella se sumergen las semillas durante veinte o veinticino minutos y se eliminan las impurezas que sobrenadan.
Con la semilla todavía húmeda se hacen pequeños montones, que se recubren con sacos previamente mojados en la misma solución, permaneciendo así durante cuatro o cinco horas, Transcurrido este tiempo, se extienden sobre un suelo bien limpio para dejarlo secar.
El comercio prepara productos pulverulentos, sobre cuya eficacia nada podemos decir.
Conservación de las semillas .- Las semillas deben almacenarse en un local seco y ventilado, cuyas ventanas deben estar portegidas por alambradas de malla estrecahaque eviten el acdceso de pájaros en insectos. El techoa , las praedes y el suelo deben ser completnamente lisos, sin la menor resquebrajadura que pueda albergar insectos. Debe encalarse anualmente.
Cuando haya semillas en cantidad bastante, pueden colocarse sobere el suelo, convenientemente separadas. Cuando sea pequeñas la cantidad, se utilizan sacos bien etiquietados.
Las raíces y tubérculos se conservan en silos y preferentemente en uan bodega o local análogo que conserve uan tempertaura constante, pues una elevación de la misma puede ser causa de que germinen antes de plantarse.
